El escritor Alejandro Salustiano Alvarado, con quien comparto amistad, temas estudiados en común actualmente y conocido por muchos en nuestra provincia y el país ser un gestor de eventos plenos de sentido, ideas que hace comunes de manera amistosa y grupal; recuerdo nuestra presencia en la Biblioteca Nacional con “ La borra de café”, - feliz, experiencia-, luego “ Revolucionarias I"- evento referido a escritoras revolucionarias francesas y " Revolucionarias Latinoamericánas II”, “ Homenaje a Cortázar ", en la Sociedad Francesa de Tucumán ( Organización comunitaria), junto a Gerardo Isas, presidente de la misma, también destacado por apoyar numerosos eventos culturales; Salustiano Alvarado coordinó también cursos de taller literario en la Alianza Francesa, movidas culturales anteriores a la pandemia. En el 2020 , junto a la poeta Natalia Zanotta fue responsable de organizar un " Retiro poético" ,- a mi modo lo recuerdo, como asistente, a ese maravilloso lugar en Villa Nougues , " Lo de Pío " semejante a una despedida- sin saberlo- de lo que serían los abrazos, las reuniones de grandes grupos compartiendo la pasión por la escritura, dándonos fuerza misteriosa para el tiempo que vendría de una pandemia mundial-. Así también asistimos a tus primeras lecturas en vivo por Facebook, invitándonos a comunicarnos sin desfallecer, a los que amamos el poema, los textos literarios, y siendo moderador del ciclo " Filosofía Apta para todo público", a cargo de la profesora y doctora en Filosofía Susana Maidana.
Alejandro Salustiano Alvarado junto a Quirón |
Alejandro Salustiano Alvarado junto a Elvira Juárez Aráoz |
Junto a escritores de " Animarse a gritar"- grupo- taller coordinado por nuestra querida escritora Mercedes Chenaut, en torno a los homenajes en el Monumento a J. Luis Borges. |
Primer " Retiro Literario" en Lo de Pio, Villa Nougués |
Evento " Revolucionarias" en la Sociedad Francesa de Tucumán |
Alejandro Salustiano Alvarado junto a Natalia Zanotta, Gerardo Isas, Diego Chein y Alejandra Díaz |
Alejandro junto a los escritores: Amira Juri, Liliana Massara, Silvia Inés Weisz, Norah Scarpa, Flavio Cruz y Any Sanz |
1
Escondida yace el agua
en el polvo.
Mis dedos de humus
sueñan la tierra verde,
el arroyo de tu sangre
mezclada
coagula tiempo
la trama de olvidos
memorias y olvidos
repica tu nombre en los
que te nombran
cuando los pasos abren
caminos
debajo
escurridiza
la luna reza
la jaculatoria del
reencuentro
Ni aquí, ni allí,
¿dónde? En ninguna parte
Ni dormido, ni
despierto ¿Cuándo? Sin relojes
Ni vestidos, ni
desnudos -aunque mejor desnudos-
De aire fresco, recién
amanecido.
Sin espejos
Mirando bien adentro
Del silencio
Después del ruido denso
Del vómito
Del llanto
Después del martilleo
Y del insulto.
A veces, como corrida
de telón
La Transfiguración sucede
En el ápice del sol
Que choca en tu iris
Después de eso:
Todo igual, todo lo
mismo
Menos el ojo traslúcido
Espejo del otro
3
Meto el dedo en tu
forma barroca
húmedo después de
lejanías
para renacer en este
instante que me recupera.
Sentir la caducidad
en la belleza
que me transforma.
Mis pies transitaron
esas calles
inundadas de olvido.
Desde otra altura ya no
miro el río
que en aquella hora fue
transparente,
ahora contemplo la
llanura inmensa
que desemboca en el
Atlántico.
Otra gota me moja
como otro me nombra
Maitines
Desperezo sueños
Silencio temores
Lleno alforjas
De coraje
Visto una túnica
Los pies descalzos
Rozan el polvo y el agua
Aligero el paso
Ahondo el dedo en la fuente
Bebo la belleza
Me aquieto
Y mis ojos
Se detienen en ese rostro,
Y esas pupilas de miel
Que espían.
Un juego
Que es oración.
Comienzo el canto florecido
Enloquecido
La vida bulle
Y yo
quedo anonadado
Sin saber
Quién seré
Descalzo llego a ti
Liberado de medias
Me pongo a danzar
En tu Palabra
Entre cantos y algodones
Canto
Mi miseria
Y la de todos
Le ponemos nombre a las cosas
Así mismo el dolor
Que nombramos.
Y al final de cada lamento
Un deseo de encontrar el límite
Del absurdo.
El alma se calma
Reposando sobre tu Palabra
Callada.
Arranco una flor
Para ofrendártela
Contento de haber cumplido el rito.
Choco en mi estrechez y
Me despliego
Con la aurora abierta
Me cedo a Ti en ella
Me dono a mi mismo
Belleza
En verano cuando cae la noche
salgo al campo
a reconocer las constelaciones
Que desde niño me acompañan.
Una luciérnaga –que otros dirán tuquitos-
Juega y ora.
La encierro en el cuenco
De mi mano
Que se ilumina
Como un cristal teñido de la luz
Que cobija.
Giro y giro de dicha.
Y no tengo a nadie a mi lado
Para dársela.
Abro el hueco traslúcido:
Ella vuela
Delicadamente torpe.
Me extiendo sobre la hierba
Pronuncio los nombres estelares.
Y ese otro nombre que me aguarda
Morder el rayo de sol en tu pelo,
humedecer los labios en vos.
Hundirme en delicioso mar.
Mis extremidades alcanzan la tierra prometida.
Nadie te ha pronunciado aún
ni con sacralidad, ni con desprecio.
Ese nombre que no quiero decir
por no acabarlo,
bucea en mi valle movedizo.
Masticaré tu secreto
al fin del día.
El primero. El último
2
Escribo el mantra
con la tinta verde
que atraviesa la hora
-prisionera-.
Hija de la estrella de nueve puntas,
la tinta huele a luna.
Mística
que envuelve y lleva
a donde nadie sabe,
al decir imposible
de la reina perdida
o de la santa incendiada.
Ardiente, ella nos invita
o nos quema.
3
El dedo eterno toca mi cuerpo
y lo envuelve en la Noche Recién Llegada.
brilla él detrás del cerro.
Mis párpados se abren a la noche dada vuelta.
Yo, sin tiempo, es decir, sin vos.
4
Sol de siesta enrarecido
también él se ha descalzado y busca
con la punta de su dedo gordo
mi piel de arcilla humedecida.
Absorbe el pie la desnudez
que no se avergüenza.
Enroscadas como raíces de árbol
viejo,
las piernas diseñan la forma
del tiempo en el que colgamos
las palabras.
también él se ha descalzado y busca
con la punta de su dedo gordo
mi piel de arcilla humedecida.
Absorbe el pie la desnudez
que no se avergüenza.
Enroscadas como raíces de árbol
las piernas diseñan la forma
del tiempo en el que colgamos
las palabras.