Desde los sonidos del silencio, este blog , compartiendo poesía, arte, fotografía y música. Rabdomante yo también de otros blogs y maravillas varias del arte de mirar el mundo desde la piel y urdir en secreto la trama que lleve a lo más profundo del ser, buscar un sentido. Sentido que a su vez tal vez no exista, o sea una cuestión de descifrar enigmas, propios o universales, al menos la propuesta es buscar, buscar hasta encontrarlo en pequeños trozos, rastros de vida.
miércoles, 30 de noviembre de 2016
Un poema del poeta DANIEL TOMÁS QUINTANA-Córdoba. Argentina
PATRIMONIO
Debo confesar, señores, / que por entonces / yo era rico, / un pequeño magnate, / un millonario, / coleccionista apasionado / de exóticas posesiones.
Pongo a prueba mi memoria / para ensayar el inventario / de mis bienes y mis cosas: / un granadero a caballo / con morrión, bandera y sable, / trece soldados de plomo, / uno con pierna amputada / por las esquirlas del tiempo; / los otros en buen estado. / Una fortaleza con torre / y diez bolsitas de arena / para encubrir las trincheras / que cavaba en el patio / a la hora de la siesta.
Una pelota de goma / amarilla con rayas rojas / para practicar cabecitas / y una pelota de trapo, / envuelta con una media, / sustraída al tío Pepe, / infalible a la hora / de jugar a los hoyitos / bajo la luz mortecina/ de aquel foco de la esquina, / la desteñida casaca de la quinta / de Sportlandia, / unas medias futboleras / con colores de bandera / y un par de Sacachispas / vírgenes de gol y emoción.
Un revólver a cebitas, / un casco verde de lata / con la escarapela / al costado, / un auto a cuerda / en desuso / porque le falta una rueda; / un trompo herido a púazos, / un balero nuevo, sin uso, / pero propenso al fracaso, / un barrilete “bomba” / de cañas y de papel / color amarillo oro / y una lata de Toddy / con cuarenta y siete bolitas, / un bolón, / un acerito / tres cristales / y una tera.
Dos revistas de vaqueros, / una de superhérores / y un D’Artagan sin tapas, / el libro Colmillo Blanco, / una tapa del Gráfico / con el equipo de River, / un afiche de Bonavena, / una postal de la plaza, / (un palo borracho, la banda / y un hombre triste en un banco), / ciento veinte figuritas / del Mundial 66 / en un álbum incompleto, / un misal de tapas blancas, / una estampa de la Virgen, / una foto de Las Águilas Humanas / y una postal color sepia / de una mujer desnuda / envuelta en tules y nubes.
Un perro llamado Sultán / que era novio de la luna, / el condominio de un gato / enamorado y silente, / una legión de palomas, / de cuises y de conejos, / un hurón y un chelco rengo, / un grillo que se escondía / tras una begonia roja, / un cadáver de chicharra / clavado en un almanaque / de Mueblería del Pueblo / y un cementerio de bichos / sepultados en alcohol / en varios frascos de vidrio.
Un par de botas de cuero, / un disfraz de Robin Hodd, / un sulkyciclo heredado / con un anciano caballo / injuriado por la vida, / un sable antiguo / enmohecido y quebrado, / un carcaj de gamuza roja / y dos flechas en mal estado, / una espada de madera / y un palo de escoba múltiple: / lanza, fusil y corcel.
Un pulóver de cuello alto / tejido por mi madre, / un pantalón de franela, / un gabán azul marino / estrenado en la procesión, / una camisa blanca / y un par de zapatos negros / de la marca Gomycuer.
La vocación de ser cura / y el deseo pecador / de besar la boca carnosa / de Elena, la de la esquina, / una que otra pesadilla, / el terror por las tinieblas, / la ignorancia de la muerte, / un catálogo de sueños / y un ángel que nunca ví.*
“Ejercicios de la memoria”
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