TE enviaré un poema que escribí en homenaje OLGA AREDES, LA MADRE DE JUJUY QUE DABA VUELTAS SOLA LA PLAZA DE GENERAL SAN MARTÍN y una pequeña crónica de cuando llevaron las cenizas de mi cuñado, el padre del hijo que crié y que es mi tercer hijo - dIce nuestra querida escritora, poeta, cantante de tango, conductora del programa " TangoS y Palabras " de Radio Universidad de Tucumán.94.7-
MARTA VALOY ES UNA DE NUESTROS TESTIMONIOS VIVOS DE AQUELLOS QUE CON LA PALABRA, BUCEAN EN LOS MARES DEL RESCATE DE LA MEMORIA, ESOS MARES DEL NUNCA OLVIDO, DEL SIEMPRE " PRESENTE"!!
HA MUERTO OLGA AREDEZ: UNA IMPRESCINDIBLE Fue un jueves de ronda, qué paradoja una avalancha de sombra abatió su paso. La plaza se quedó sola Nos quedamos solos, Olga, Todos los que íbamos a bordo de tu pañuelo Nos quedamos solos Una tristeza ancha nos oscurece el corazón Nos viste con sal el alma. Nos alcanza el dolor inevitable Hay congoja y un enorme vacío. Lo saben los que sueñan con otro mundo mejor Lo sabe el pueblo empobrecido Lo saben los que temían tu temple Los que encontraban su cobardía en tu mirada de mujer valiente Lo saben los que fingían ignorar tu ronda de pasos lentos, de cartel y dignidad en alto, en esa soledad donde iban juntos utopías y corajes ¿Quiénes apuraron tu partida? El sistema de horror que no da ventajas desparramó la nube de bagazo que te abrió el pecho y te robó el alma Sistema que tiene nombre de ingenio en tu pueblo Sistema que explota y lleva la muerte lenta y silenciosa para que no parezca una catástrofe El mismo que estremecía las noches en apagones de muerte. Ahora sos dulce nombre, bandera blanca de lucha, sueño, sortilegio de luz para quemar el miedo. Para siempre, tenaz ejemplo. No lloremos, amigos, es jueves de otoño, pero la primavera crece en su pañuelo blanco
Marta Valoy
Homenaje a Diego Guagnini
llevamos los restos de Diego Guagnini al Bosque de la memoria. De esta manera, volvió a la tierra donde inició su lucha y conoció el amor que floreció en el milagro de su hijo Emilio, sol de nuestras vidas, presencia tangible de su apuesta a vida junto a Teté. Colocamos en una breve cicatriz del bosque, convertida en tumba inabarcable, sus cenizas. En medio de la emoción, tuvimos la certeza de que en ese mágico instante estábamos desbaratando el tenebroso proyecto de borrar las huellas de los luchadores que pagaron con sus vidas el sueño de un mundo más justo. Resguardábamos la historia de una vida, izábamos la memoria, fusilábamos la impunidad. Su familia y los amigos, lo despedimos conmocionados, con lágrimas, con palabras, con silencios y dijimos PRESENTE con los brazos en alto. Ahora Diego esta ahí, al abrigo de un árbol que se plantó en su nombre, al arrullo del viento que cruza la fronda , contra el miedo y el olvido, más vivo que nunca en nuestro corazón.
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