Enero fue un arribo de fragata
de luna eclipsando a Júpiter
ella tan sola, haciéndole frente
a un planeta crecido en satélites.
Una muchacha recibió una corona
en un reino de tulipanes
mientras los árabes apuntaban sus misiles
contra ellos mismos.
Entre nubes volcánicas y terremotos
de un cielo que tamiza meteoritos
renunció Benedicto, falleció Chávez.
Habemus Papa. Humo blanco y celeste
porque Dios tiene un corazoncito argentino.
Medio Oriente hizo rugir sus demonios químicos.
Buenos Aires gemía bajo el agua
cuando la impotencia no encontraba desagües.
¿Hubo postulantes para un viaje a Marte sin retorno?
Todavía gira en mis ojos
esa foto de niños quietos para siempre
luto de la tierra por los inocentes ejecutados.
Y cuando el Danubio desconocía sus márgenes
como aquí los trenes descarrilaban.
Los muertos callan sus nombres
y se transforman en estadísticas.
Rondaba un temor de guerra desde el Norte
por imponer la calma bombardeando.
Una Córdoba herida de fuego
lloraba bosques de ceniza
mientras pedíamos milagros
al Beato recién distinguido.
Alice Munro merece el nobel de literatura.
Este año de elecciones
sin Mandela y con Iosa
celebrando un mundial de futbol
que creemos ganado.
Cambalache no pasa de moda.
Opiniones por dos pesos
¿valores o antivalores
de barrios privados que se apropian de un arroyo
de villas miserias rompiendo vidrieras?
Cumplimos treinta años de democracia
y todavía somos pichones entre dos vientos.
Cuánto hemos avanzado
por cada casillero que retrocede.
Demasiados números para medir
rating, verdad, mentira, injusticia
índice de maldad, talle de cintura
víctimas, nacimientos, distancia hacia una estrella.
CLAUDIA TEJEDA ( Córdoba )
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